lunes, 20 de junio de 2011

Del caos a la perfección: como ordenar tu placard


Si hay algo que caracteriza el placard de la mayoría de los humanos, es el caos: puertas que no cierran, zapatos que caen como fichas de dominó, ropa apretujada. Seguramente sea más fácil encontrar petróleo que un simple sweater. Pero siguiendo unos consejos muy sencillos, podremos lograr que nuestro armario deje de asemejarse al triángulo de las Bermudas.










1) Es conveniente limpiar y reordenar el placard dos veces por año, al inicio de la primavera y del otoño. Hay que vaciarlo, limpiarlo y luego acomodar todo de forma óptima.
2) Al vaciar el placard, estudia su distribución y el espacio. Fíjate si hay que agregar una cajonera, una barra o un organizador de zapatos. Busca aprovechar el espacio al máximo, preservando la forma de las prendas.
3) Para organizar un placard necesitarás entre 3 y 4 horas. Tendrás que hacer una prueba de vestuario y una selección de prendas. Necesitarás un espejo de cuerpo entero, ropa interior de buen calce y mucha paciencia. Juega, experimenta y busca nuevos combinaciones entre tus prendas. Es como si fueras de compras a tu propio guardarropa.
4) Para empezar, saca TODAS las prendas del armario y ponlas sobre la cama. Así podrás ver todo lo que tienes. Aquellas prendas notablemente deterioradas, descoloridas o manchadas (que la mancha no salga) deben irse. Si por alguna prenda sientes un cariño especial, guárdala aparte en una caja o en una percha enfundada en un sobre plástico, en un lugar que no entorpezca el acceso a las prendas de uso diario. Aquellas prendas de corte antiguo o que tengan alguna rotura pero sean de buena calidad, analiza con tu modista de confianza una forma de reciclarlas. Tendrás algo nuevo, de calidad, con un toque vintage al increíble costo de nada más la modista y serás la admiración (seamos sinceros, ¡envidia!) de todas tus amigas.
5) Separa la ropa según su uso: para trabajar, de tiempo libre o de fiesta. El lugar donde la guardes deberá ser más o menos accesible según la frecuencia con que usas las prendas. El orden del placard debe ser lo más simple posible.
6) Luego de haber hecho la selección de prendas tendrás que probártelas. Es una tarea ardua, pero fundamental. Si algo no nos queda bien, no va con nuestro estilo o es de un color que no nos gusta, o simplemente ya no nos sentimos identificadas con, no tiene nada que hacer en nuestro guardarropa. Si te deshaces de un básico, debes reponerlo. Deja aparte la ropa para arreglar o mandar a la tintorería y hazlo lo antes posible.
7) Ahora, hay que volver a guardar las prendas que decidiste conservar. Las chaquetas, camisas, polleras, pantalones y trajecitos deben ir colgados en perchas de plástico o de madera con hombro grueso. Las perchas de alambre o finitas marcan y deforman la ropa. Los buzos, remeras y vaqueros pueden ir doblados. Al ordenar, respeta las categorías en las que dividiste tu ropa y luego agrupa por prenda. De esta forma te será mucho más sencillo armar un conjunto ya que podrás visualizar perfectamente que tienes y evaluar que te falta, herramienta fundamental para evitar las compras en exceso o por capricho. Sin duda que lo hecho, hecho está, pero procura de ahora en más no volver a cometer los mismos errores al comprar y disfruta de un placard aireado y ordenado. Vas a ver como tu ropa se revaloriza, podrás mirar lo que tienes con otros ojos y serás más objetiva a la hora de armar tus conjuntos y más crítica y racional a la hora de comprar.
8) Y como punto final, recuerda proteger tu ropa contra 2 acérrimos e íntimos enemigos: las polillas y la humedad. Para protegerla de las polillas guárdala lavada y si es posible en algún cerramiento hermético. Si no puedes y no quieres recurrir a la vieja, querida pero olorosa naftalina, puedes usar laurel seco o fresco en una bolsita de tela fina (como un bouquet) o cáscaras de cítricos como mandarina, limón o naranja junto a unos clavos de olor. La humedad puede controlarse ventilando los placares periódicamente, y colocando en cajones y estantes (incluso de los zapatos) trozos de carbón vegetal, tizas o un recipiente de arroz con sal, los cuales debes renovar en forma periódica. Los popurrís de flores secas también son una buena opción, no solo para combatir la humedad sino para aromatizar el guardarropas.


B&G Imagen
María Ximena Bonifacio Javier Galvez  

domingo, 19 de junio de 2011

100 segundos: tu clave personal en una entrevista de trabajo


Estás FELIZ. ¡Aquella ansiada entrevista de trabajo ya tiene fecha y hora!. Ya sea porque es tu primera experiencia laboral, la vuelta al ruedo o simplemente la posibilidad de ir por nuevos horizontes, nos genera ansiedad y expectativa. Nuestro currículum: impecable. ¡no hay duda que somos lo que la empresa necesita para cubrir la vacante!..pero la realidad indica que no somos los únicos postulantes al cargo..y es aquí donde no basta con pensar que somos la mejor opción..debemos convencer al entrevistador..

Carrera contra el tiempo

30 minutos: ese es el tiempo máximo que vamos a tener para demostrarle a nuestro interlocutor todo lo proactivo, decidido, competente y comprometido con nuestro trabajo que somos tanto con nuestros gestos como con las respuestas que demos a ciertas preguntas claves. Pero admitámoslo: generalmente no es suficiente para convertirnos en “el elegido”

100 segundos: Está estudiado que son los primeros 3 minutos de contacto visual los que determinan la percepción que tendrá de nosotros el sicólogo laboral o experto en RRHH que nos evaluará. Son esos 100 segundos de fama en que nuestra imagen personal impactará en su memoria y nos convertirá en “la chica de la camisa a rayas” o “el chico del blazer azul”, que por algún motivo, llamamos su atención. Házlos jugar a tu favor y asegúrate el pasaje a segunda ronda..

El top ten

Una de las torturas a la hora de afrontar una entrevista laboral es el famoso ¿qué me pongo?. No hay reglas únicas, pero si consejos que pueden aliviarte la ardua tarea:

1. ¿Camisa o remeritas? Camisa, preferentemente entallada y de colores claros…nada de escotes pronunciados ni botones que amenazan con saltarse e impactar en el ojo de nuestro interlocutor. Mejor déjalas para otra ocasión..

2. ¿Traje de chaqueta? Si, de pollera o pantalón o un blazer combinado con pieza inferior. Si es con pollera, medias color piel hasta en verano. Ese pantalón un talle menos olvídalo, debes ser profesional.

3. ¿Zapatos? Solo cerrados, en buen estado con un taco de 4 o 5 cm si la profesión lo permite. Los stilettos vertiginosos no son una buena opción.

4. Las uñas deben pintarse solo con brillo y siempre prolijas. No te las comas, ni te las pintes de colores fuertes. Eso distrae a tu interlocutor.

5. Prefiere una alhaja de oro o plata sencilla a bijou excesiva o de mala calidad. Debes decirle NO a los excesos.

6. El maquillaje debe ser sobrio, discreto y en colores naturales. ¡Nada de pintarse como una puerta ni bañarse en perfume!. No es elegante.

7. Peina muy bien tu cabello, ya sea suelto o recogido, cuidando que no se te caiga sobre la cara. Y ni por error te pongas a jugar con él durante la entrevista!

8. Si tienes tatuajes o piercings, procura que queden cubiertos. Después no digas que no te avisé.

9. Elige la ropa según el cargo que te presentas: no te vistas para un puesto superior, pero tampoco para un puesto inferior.

10. La ropa no se escoge media hora antes de salir, tenla preparada y probada unos días antes. Revisa que estén bien los dobladillos, los botones, que el cierre funcione. Y ten pensado un conjunto opcional por si Murphy decide visitarte. Llegar tarde porque te quedaste cosiendo el botón que se salió no es admisible.

Ellos también existen

La vestimenta de los hombres, también tiene sus bemoles. ¿Clásico o moderno? Todo depende del tipo de trabajo y del tipo de empresa. Si sabemos que la empresa es “clásica”, no hay opción: un traje o saco y pantalón de colores discretos, una corbata lisa o con pequeños detalles, zapatos acordonados clásicos, de tonos oscuros y en combinación con el resto del atuendo.

Nada de cadenas, anillos o pulseritas: generalmente se luce la alianza o un solitario y el reloj sin dudar (pero no el de salir a correr). La combinación traje oscuro, camisa blanca y corbata roja identifica a la máxima autoridad: déjala para cuando fundes tu propia empresa. Si la empresa es “moderna” o es una pequeña empresa, por lo general dan más libertad para vestir. En este caso un atuendo sport, con pantalones pinzados o vaqueros simples, una remera tipo Polo o una camisa clásica y mocasines dan un toque desenfadado pero elegante.

Las excepciones que confirman la regla

Se sabe que todas las empresas son iguales: tendrán diferencias en su filosofía, identidad, perfil e incluso su ubicación geográfica. De todas formas, las empresas asociadas a la palabra “dinero” o “seguros” y los estudios de abogados esperan de nosotros un aspecto más “formal” que las empresas de otros rubros como puede ser publicidad o factoría de software. También hay empresas que son más conservadoras que otras, independientemente del rubro. Por eso, en caso que sea posible, es importante investigar sobre la empresa de la cual nos llama. Para los trabajos creativos, se espera un look con algún toque de locura y obligatoriamente a la moda. El jean se transforma en una prenda clave, y debe ser de diseño actual y buena marca, al igual que el calzado, que se torna más sport. El traje se deja en el placard.

Sin palabras

Tanto o más importante que lo que se dice con palabras, es lo que se dice sin ellas. De descubrir sus secretos, trata el lenguaje no verbal. Si leíste algo sobre el tema comprenderás que es imposible recordar y poner en práctica todos y cada uno de los consejos dados sin armarte un tremendo lío. Lo que sí no debes perder de vista es lo siguiente:

1) Convéncete a ti mism@ que puedes tener un lugar en la empresa: si piensas con seguridad te comportarás y hablarás con seguridad.

2) Considera la entrevista como una venta en la cual el producto ofrecido eres tú: véndele a la empresa lo que quiere comprar.

3) Cuando tu interlocutor te reciba, alza la cabeza, ponte derechit@ y plántales tu mejor sonrisa, mientras piensas lo buen@que eres para ocupar ese puesto. Piensa y luego expresa.

4) Haz sí un esfuercito y procura no morderte las uñas, ni retorcerte en la silla, ni mirar para abajo, ni jugar con tu pelo. Usa reloj: pensarás que valoras el tiempo y ni por equivocación llegues tarde. Eso es imperdonable.

Los secretos de la magia

Vestirse bien para una entrevista laboral, en general, no quiere decir “ponerse un trajecito”. La clave es mostrarse tal cual uno es, pero transmitiendo una imagen confiable y profesional. Debes vestirte cómod@, respetando tu estilo pero acorde a la situación: es la única manera para lucir natural. Busca sí un toque distintivo, bonito y atractivo, como puede ser una buena cartera, unos lindos anteojos, un buen reloj o una fina pulsera en tu mano hábil, siempre en sintonía con tu vestuario. Con respecto a los colores, procura vestir en tonos de azul o gris. El negro es demasiado serio. Si no puedes evitarlo, llévalo lejos de tu cara: así lograrás suavizar tu imagen final. Las chaquetas estampadas dan un toque más informal y alegre. Una entrevista de trabajo no es un desfile de modas: así que nada de modelitos transgresores o al último grito de la moda. Si la ropa es de marca, que no esté visible: no se considera profesional andar mostrando el logo como si fueran tu sponsor. Prefiere los clásicos “aggiornados” a las tendencias actuales. Te verán segur@ pero flexible para adaptarte a los cambios.

Un buen “packaging laboral”, sumado a la actitud justa son buenas armas para ir abriendo puertas en la jungla laboral. Si te llaman a segunda entrevista, estarás transitando el camino correcto: mantén el estilo sin repetir el atuendo..Si no, sigue intentando, tarde o temprano se te va a dar.. pero independientemente del resultado, internaliza esta frase para tu vida personal y profesional: “no hay segunda oportunidad para una primera buena impresión”. Así que sal a la cancha..y a ganar.!

A/Im. Ing. María Ximena Bonifacio