La imagen como clave profesional

Planificar guardarropas, acentuar la importancia del aspecto estético, aconsejar sobre las mejores formas y colores son actividades propias de un asesor de imagen.

No se trata de una mera tendencia estética, el asesoramiento de imagen tiene raíces más profundas. Crear el mejor estilo posible para una determinada persona no significa obligarla a ajustarse a parámetros estandarizados de belleza, sino potenciar las virtudes y esconder los defectos. El asesoramiento no presiona con una estética imposible, sino que respeta las formas y rasgos de las personas para obtener la mejor imagen conservando el estilo y la personalidad.

Ahora bien, ¿a qué se dedica un asesor de imagen? Se trata de un profesional que aconseja a individuos o grupos en su aspecto físico y sus modales, ayudándolo a lucir una imagen óptima y mejorando la interacción con su entorno. Desde el análisis de su colorimetría hasta el color o corte del pelo, el asesor se concentra en detectar cuales son las características destacables de cada persona, su personalidad y ayudarlo a mostrar lo mejor de sí. Se puede partir de un asesoramiento de la imagen donde se define cuál es el corte y color de pelo que más lo favorece, cuáles son las prendas que más destacan sus virtudes físicas, cuáles los colores que resaltan sus facciones (en ropa y maquillaje); hasta un asesoramiento intensivo donde se trabaja también sobre sus modales, su forma de hablar y de moverse.

El asesor de imagen podrá planificar el guardarropas de un hombre de negocios, entrenar a empleados de una organización sobre la importancia de su aspecto estético, preparar a jóvenes en su búsqueda laboral, crear la imagen de un político, aconsejar a una novia sobre aquello que más la beneficiará el día de la boda, etc.

En nongún caso se trata de ajustar a las personas a criterios estéticos imposibles, sino, todo lo contrario. Estamos presenciando un cambio social por el que los códigos de belleza se están tornando más reales y verosímiles. Empresas de renombre mundial están haciendo hincapié sobre este concepto en sus campañas al elegir modelos reales (Dove, por ejemplo). Y esto se traslada también a la industria textil mediante la exigencia de que obliga a todas las marcas a ofrecer todos los talles. Esto contribuye en la aceptación de otros modelos de belleza, dejando de perseguir ideales estéticos imposibles. Así, las personas se atreven a mejorar su exterior para mostrar su verdadero interior.

(Extractado y resumido de publicaciones de Grupo Imagen, Argentina)